jueves, 29 de octubre de 2009




Pareja de artistas formada por Anthony Aziz (nacido en Lunenburg, Massachusetts -EE.UU.- en 1961) y Sammy Cucher (nacido en Caracas, Venezuela en 1958).


Aziz + Cucher (apodo, diminutivo que significa Anthony Aziz y Sammy Cucher ). Su trabajo tiene como objetivo la reflexión sobre la distinción entre el cuerpo y el medio ambiente, internos y externos, orgánicos y artificiales, instalaciones multimedia y las impresiones digitales como medio para expresar sus temores y curiosidad por lo nuevo; Electronic Arts y digital.
Sammy Cucher nacido en 1958 en Caracas, en Venezuela y estudió teatro y cine en la Universidad de Tel Aviv en Israel, después se traslada a New York University y un estudiante termina su carrera con un Master en Bellas Artes en San Francisco Art Institute en 1992. Anthony Aziz y Sammy Cucher emprender una colaboración artística, participando en exposiciones con las fotografías digitales, esculturas, instalaciones de vídeo y de arquitectura desde 1991. Vive y trabaja en Brooklyn, y son miembros de la facultad de la Parsons School of Design en Nueva York. Aziz + Cucher se refieren a menudo como el pionero en la formación de la "imagen digital, no por casualidad que su obra ha sido expuesta en prestigiosos museos y galerías de arte en los Estados Unidos, Europa y Australia. Muchas de sus obras se exhiben en el Henry Urbach Architecture en Nueva York, una galería de arte contemporáneo desde 1997, presenta el trabajo de artistas y arquitectos, los más innovadores y más destacada en 'escena del arte actual. La actividad artística de dúo Aziz + Cucher abierto desde 1991 y continúa hoy. Su estudio se basa en Brooklyn, sino que también exponen en varias ciudades de América, Europa y Australia.

Quimeras
Quimeras creado entre 1998-99, con seis fotografías de gran tamaño vertical, en el que Aziz y Cucher utilizar el mismo vocabulario de la epidermis éxito de los empleados en interiores. Cada uno de estos marcos digitales una vista de frente único de la forma escultórica iluminado y se destacan sobre un fondo negro. Las formas de tratamiento informatizado de los dos artistas son monstruosas, se asemeja a una escaleras retorcidas, condones usados, los huesos picada, los apliques en las estructuras de ciertos pre-colombino. En algunos tramos se asemejan a las obras de Brancusi manejado con algunos aparatos supertechnological para obtener un resultado final que no es puramente estético ni totalmente funcional.

Naturalia
En la serie de 2000, solicitó Naturalia, Aziz + Cucher recombinan como en un rompecabezas, las partes de las obras realizadas anteriormente, que muestra fotografías de un texto descriptivo, semejante a antiguos tratados anatómicos del siglo XIX. Estas imágenes son un ejemplo de los complejos patrones de las monstruo-vistas en sección, acompañada de la explicación de las funciones de los órganos mencionados, fue diagnosticado con la corporeidad. Sin embargo, esto sólo es aparente corporeidad y de la imagen científica sugiere anatómicas Aziz + Cucher se han dado cuenta, ya que en realidad el cuerpo no existe todavía ... Esto es sólo una "hipótesis de un organismo a realizarse en un futuro inminente con el desarrollo de la biotecnología.

Anthony Aziz y Sammy Cucher han estado colaborando en exhibición y la fotografía digital, escultura, vídeo y obras de instalación de arquitectura desde 1991. Ellos viven y trabajan en Nueva York. Considerados pioneros en el campo de la imagen digital, Aziz + Cucher han expuesto su trabajo en los principales museos e instituciones tanto en los EE.UU. y el extranjero. Ambos son miembros de la Facultad en la Parsons School of Design de Nueva York.
Aziz + Cucher presentan su segunda exposición individual en la Galería Trama de Barcelona que posteriormente podrá verse en la Galería Trama de Madrid hasta el 30 de abril. A+C, dos artistas de gran proyección internacional en el ámbito de la fotografía y el vídeo, mostraron su obra por primera vez de forma individual en Barcelona en el 2005, tras exponer en ARCO’05-06 con Trama. Sus trabajos no se habían visto en España desde su exposición individual en el M.N.C.A.R.S. de 1999.

Aziz + Cucher iniciaron en el 2003 una nueva serie de obras agrupadas bajo el título de “Synaptic Bliss”. Si en sus trabajos anteriores A+C se centraron en la relación interior-exterior que se establece en torno al cuerpo humano, ahora el centro de atención está más desplazado hacia el mundo exterior, es decir, la naturaleza; montañas, campos, olas y árboles reflejados a través de su trabajo foto-pictórico. Bajo el título, “Scenapse: Nueva Fotografía”, los artistas nos presentan impresiones digitales de gran formato que representan paisajes transfigurados creados a partir de una imagen mental construida por una conciencia digital y científica. En ellas existe una tensión constante entre el todo representado y las partes que lo constituyen, aludiendo no solo a la complejidad del mundo natural sino también a la complejidad conceptual necesaria para aprehender una naturaleza que es mismo tiempo eterno y fugitiva.
Las obras de “Scenapse” reflejan, quizás de manera romántica, una proyección de estados emocionales que se asocian más bien a lo sublime. Como describe Jeffrey Walkowiak en el texto del catálogo: “Durante los últimos 15 años la colaboración artística de Aziz + Cucher ha producido consistentemente imágenes que empujan las fronteras de la fotografía. Explorando explícitamente la relación entre la pintura y la fotografía, sus obras recientes provienen de una nueva visión de la imagen digital que toma en consideración una noción tradicional de la historia del arte”.
La sinapsis es la “relación funcional de contacto entre las terminaciones de las células nerviosas”, y básicamente, lo que han hecho Aziz + Cucher es asimilar mundo visible y estructura orgánico-digital invisible. Células y píxeles conforman, respectivamente, la realidad orgánica y la imagen. Los artistas recuperan la significación original de la palabra píxel, pictoric element o unidad pictórica, y hacen evidente el artificio de la “construcción” de las imágenes digitales. Fotografían jardines y bosques, aíslan determinadas formas y las recomponen sobre un fondo liso de color, trabajando en múltiples capas hasta lograr un complejo efecto de tapiz o de mosaico de piezas minúsculas. La filiación de estas obras es más pictórica que fotográfica, no sólo por el método de trabajo sino también por los modelos compositivos que siguen y la utilización del color. Éste tiene algo del preciosismo y el gusto por el detalle de los prerrafaelitas, características enfatizadas por la frialdad y el brillo del soporte metalizado sobre el que imprimen las imágenes. En este mismo sentido, hay un deliberado juego de escalas por el que se yuxtaponen elementos de proporciones difícilmente armonizables en una perspectiva “correcta”; la aproximación a la vegetación más menuda coexiste con la vista ampliamente comprehensiva. Así, frente a las obras grandes, compuestas con criterios más tradicionales del género de paisaje, otras, menores y menos atractivas, ilustran una mirada que llega más adentro de la materia y que hace casi imposible distinguir figuras reconocibles. Pues de eso se trata: de una mirada simultánea al exterior y al interior, a la forma y a lo que la piel de la forma oculta.





Cai Guo-Qiang nació el 8 de diciembre de 1957 en Quanzhou, una ciudad costera de la provincia de Fujian, en el sudeste de China.
En la década de 1980, Cai estudia escenografía en Shanghai. En 1986 se traslada a Japón y en 1995 a Nueva York, donde reside en la actualidad.
El artista se define como un verdadero “ciudadano del mundo”, lo que explica esa debilidad de las barreras culturales tan esencial en su obra.
En 1996, la obra Grita dragón/Grita lobo: El arca de Gengis Kan resultó finalista en la primera edición del Premio Hugo Boss del Solomon R. Guggenheim Museum, que premia la innovación en las artes visuales; esto supuso un auténtico catalizador para el reconocimiento del artista a nivel internacional. La obra se encuentra entre las piezas más destacadas de la colección de arte contemporáneo del museo y fue expuesta en Bilbao en 1999.
Tres años más tarde recibió el León de Oro de la XLVIII edición de la Bienal de Venecia por la instalación que presentó en la Bienal del Milenio: Patio de la recaudación de la renta de Venecia (1999).
Cai recibió en 2007 en VII Premio de Arte Hiroshima. Junto con este galardón, la exposición del artista en el Museo de Arte Contemporáneo de la Ciudad de Hiroshima en 2008 incluyó el proyecto de explosión Fuegos artificiales negros, llevado a cabo en el parque de la ribera del Motomachi, junto a la Cúpula de la Bomba Atómica. Un vídeo documental de esta obra formará parte también de la exposición en Bilbao.
Cai ha alcanzado la fama internacional a través de sus exposiciones en solitario y sus proyectos de explosión al aire libre de grandes dimensiones, así como por su contribución artística a las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de 2008.
Cai Guo-Qiang ha socavado las convenciones artísticas de nuestro tiempo, inspirándose, de forma libre, en la mitología antigua, la historia militar, la cosmología taoísta, los avistamientos extraterrestres, las tácticas revolucionarias maoístas, la filosofía budista, la tecnología relacionada con la pólvora, la medicina china y los modernos conflictos globales. El arte de Cai es una forma de energía social en constante transformación, que conecta lo que él denomina “el mundo de lo visible y el de lo invisible”. Esta retrospectiva aborda el espectro completo del arte, proteico y multimedia, de este creador en toda su complejidad conceptual.

Cai supo aprovechar el productivo filón del arte y del pensamiento crítico internacional del siglo XX. Durante esta época, llegó a dominar el uso de la pólvora para crear sus característicos dibujos con pólvora y los consiguientes proyectos de explosión al aire libre que acompañaron a dichos dibujos.
Estas prácticas incorporan ciencia y arte en un proceso de destrucción creativa y reflejan la filosofía de Cai, para quien el conflicto y la transformación son condiciones interdependientes de la vida y, por lo tanto, del arte. Intuitivos a la vez que analíticos, sus dibujos con pólvora y los proyectos de explosión son intrépidos, conceptuales, efímeros e interactivos, se realizan en emplazamientos específicos y responden a una duración determinada; es decir, se trata de un arte escenificado con una nueva matriz de significado cultural.
Cai vive en Nueva York desde 1995. A medida que participaba con creciente visibilidad en el sistema global artístico de las bienales, celebraciones públicas y exposiciones en museos por todo el mundo, ha ido ampliado el campo de sus actividades artísticas hasta incluir instalaciones a gran escala. Estas instalaciones, alegóricas y esculturales, a menudo recuperan signos y símbolos de la cultura china y ponen de manifiesto la dialéctica entre la historia local y la globalización. Últimamente los proyectos sociales de Cai involucran a las comunidades locales en la creación de acontecimientos artísticos en emplazamientos remotos que no guardan relación alguna con el arte, como son los búnkeres militares, y revelan la influencia de la utopía socialista que dimana de la experiencia de haber crecido en China en la era de Mao Zedong durante la Revolución Cultural de 1966–76.
La exposición del Museo Guggenheim Bilbao, que el artista ha diseñado como una instalación de ubicación específica, concibe el arte como un proceso que se despliega en el tiempo y en el espacio.
La exposición Dibujos de pólvora
Cai Guo-Qiang es especialmente conocido por usar pólvora en sus obras. Originalmente inventada en China como “elixir de inmortalidad”, cambió el curso de la tecnología militar y, por ello, podría decirse que es el avance científico chino más trascendente. Los fuegos artificiales, un invento relacionado con la pólvora, han sido desde antaño utilizados en celebraciones y también para ahuyentar los malos espíritus. Cai hace visible la identificación de la pólvora con China y su originario uso medicinal, así como con la violencia contemporánea.
Los explosivos son esenciales en los dibujos con pólvora de Cai. Los realiza colocando pólvora y mechas sobre papel fibroso, prendiéndolas y haciendo que todo explosione para crear así un residuo carbonizado de la materia original. La pólvora es también fundamental en sus proyectos de explosión, habitualmente exhibiciones pirotécnicas de ubicación específica que realiza al aire libre, a menudo, a escala monumental. Aunque se puede relacionar su obra con el Arte Conceptual, la performance y el Land Art, Cai expande cada forma de arte —tanto si se trata de un dibujo con pólvora como de un proyecto de explosión— hacia una nueva matriz. Otros artistas han usado fuego, humo o materia abrasada para realizar objetos artísticos; sin embargo, Cai utiliza directamente explosivos para manifestar la fuerza pura de la energía, no como elemento que sirve para inducir arte, sino como forma de arte en sí.
Desde mediados de la década de 1980, cuando comenzó a experimentar con pólvora, estos actos que han llamado “esplendores impredecibles” han combinado su interés por la guerra y el Dadaísmo, por el riesgo y el azar, y por el espectáculo y la performance. De manera significativa, Cai enmarca sus logros artísticos dentro de la retórica de las filosofías taoísta y budista. Busca conectar, tal y como él expresó, “lo invisible” con el arte, relacionando sus prácticas con el estudio metafísico de los meridianos cósmicos de las corrientes de energía; los estados primigenios del caos; la transformación, y la naturaleza de la materia informe.
A medida que su metodología ha evolucionado, Cai ha formulado la mutabilidad y la inestabilidad como estructuras inherentes al arte; a su parecer, todos los estados de la creación de una obra de arte, incluyendo su destrucción, coexisten en la propia obra. Gracias a estas ideas consiguió el apoyo de la crítica en Japón y en Europa, donde por primera vez expuso sus dibujos con pólvora y realizó sus proyectos de explosión a principios de la década de 1990.
Proyectos de explosión
Cai Guo-Qiang es bien conocido por sus proyectos de explosión. En 1989 comenzó a utilizar pólvora y mecha para crear explosiones públicas al aire libre utilizando el terreno y estructuras existentes a modo de contexto. Estas primeras obras tenían una duración de entre uno y quince segundos. Desde entonces, la práctica de Cai ha evolucionado enormemente. En la actualidad crea explosiones aéreas que, con frecuencia, son desarrolladas con pirotécnicos profesionales. Más recientemente ha utilizado ordenadores para crear una iconografía más elaborada en sus explosiones, cuyos efectos llegan a durar hasta veinte minutos. Los proyectos de explosión suelen ser encargos de museos, bienales de arte o agencias estatales o internacionales, como la de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, de la que Cai fue miembro clave del equipo creativo y Director Artístico de Efectos Visuales y Especiales de las ceremonias de apertura y clausura de los juegos. Los proyectos de explosión de Cai son realizados fundamentalmente con pólvora, mientras que otros son concebidos como conmemoraciones dentro de la tradición de los espectáculos de fuegos artificiales. Pero también son obras de arte contemporáneas cuya narrativa conceptual, alegórica y metafórica expresa los intereses fundamentales del artista.
La pólvora, mezcla de nitrato potásico, carbono y azufre, es el invento más célebre de China, cuyo significado literal en chino es “medicina de fuego”. Fue originalmente un invento de los alquimistas taoístas que buscaban un “elixir de la inmortalidad” imperial, y los fuegos artificiales, una invención relacionada con la pólvora, se han utilizado desde siempre para celebraciones y para ahuyentar a los malos espíritus. Cai mina la identificación de la pólvora con China, al tiempo que alude a su uso medicinal original y a su actual connotación violenta. En los proyectos de explosión de Cai, la escala está relacionada con los proyectos de ubicación específica del Land Art, donde el arte modifica el terreno y lo utiliza con un fin estético radical. Cai amplía esta práctica al firmamento, que representa el espacio de los cielos en la Antigüedad y es escenario contemporáneo de guerra y terror. Pero mientras que la mayoría del Land Art es estático y semipermanente, las explosiones de Cai son espectacularmente transitorias. Proyecto para alargar la Gran Muralla China 10.000 metros: Proyecto para extraterrestres nº 10 (1993, cat. 21) fue un gran evento que tuvo lugar en una sola noche en el desierto del Gobi. En él, una serie de voluntarios colocaron 10.000 metros de mecha y 60 kilos de pólvora a lo largo de los límites del desierto, extendiéndose desde el extremo más occidental de las ruinas de la Gran Muralla. La pólvora fue encendida al atardecer, creando una línea de fuego que se recortaba contra el desierto, uniendo por un instante, a los cuarenta mil lugareños que se reunieron para contemplar esta manifestación de arte público.
Como obras basadas en el tiempo y creadas para un público que las recibe en directo, los proyectos de explosión de Cai también funcionan como performances, cuyo impacto —estruendos, brillantes luces, humo y materia en suspensión— juega con el caos violento y la celebración ritual. Tanto para el artista como para el público, el momento de la explosión es profunda y creativamente desorientador: el tiempo se para, la mente se queda en blanco al observar semejante potencia impredecible. “Esta irrupción de conciencia banal”, explica , “es algo que merece la pena ser utilizado por el artista porque tiene el poder de generar una gran experiencia”. Finalmente, como con toda forma efímera de arte, las explosiones se conocen sólo a través de su documentación: fotografías, vídeos y dibujos.

Los gigantescos dibujos del fuego sobre la tierra son un código, o una aspiración a comunicarse a través de un código, con los “extraterrestres” mediante el cual Cai quiere hablar de realidades o fuerzas ajenas a nuestra existencia mundana. Al dominar el fuego como elemento muy antiguo, como factor de constante formación geológica, ritual social y purificación religiosa, y de destrucción de la vida, los proyectos de explosión de Cai expresan su profundo interés por la cosmología antigua y moderna, y una visión más intensa del arte como una ciencia de la transformación. Como espectáculos de una energía primigenia, las explosiones producen una experiencia de dislocación temporal, un trance momentáneo en el que nos sentimos como al comienzo y al final de la vida en la Tierra.
La exposición Instalaciones
La práctica artística de Cai se amplía para incluir instalaciones interactivas que a menudo recuperan signos y símbolos de la cultura china y ponen de manifiesto de una manera brillante la dialéctica entre la historia local y la globalización.
Algunas de las instalaciones clave en el reconocimiento internacional del artista podrán contemplarse en la retrospectiva del Museo Guggenheim Bilbao.